«La Cábala verdadera»

Blavatsky, Collected Writing, tomo I
"Así, la Cábala verdadera, completa, de las primeras edades de la humanidad está en posesión, como dije antes, de unos pocos filósofos Orientales; dónde están, quiénes son, es más de lo que me es permitido revelar. Quizás no lo sé yo misma, y sólo lo he soñado. Miles dirán que es todo imaginación, así sea. El tiempo lo demostrará. Lo único que puedo decir es que tal entidad existe, y que el emplazamiento de sus hermandades nunca será revelado a otros países, hasta el día en que la Humanidad se despierte en masa de su letargo espiritual, y abra sus ciegos ojos a la deslumbrante luz de la Verdad. Un descubrimiento demasiado prematuro podría cegarlos, quizás para siempre. Hasta entonces la teoría especulativa de su existencia, será apoyada por lo que la gente cree erróneamente hechos divinos. A pesar de la oposición egoísta y pecaminosa de la ciencia al Espiritualismo en general, y aquellos de los científicos en particular que, olvidando que su primer deber es iluminar a la Humanidad, permiten en vez de ello, que millones de personas se pierdan y vaguen sin rumbo como tantos barcos perdidos, sin piloto o brújula, entre los bancos de arena de la superstición; sin embargo los rayos de juguete e inofensivos anatemas lanzados alrededor por el ambicioso y taimado clero, que, por encima de todos los hombres, deberían creer en las verdades espirituales, a pesar de la apática indiferencia de esa clase de gente que prefiere no creer en nada, fingiendo mientras tanto creer en las enseñanzas de sus iglesias, que eligen de acuerdo a sus mejores nociones de respetabilidad y moda, y a pesar de todo esto, el Espiritualismo se alzará por encima de todo, y su progreso puede ser tan poco ayudado como el alba de la mañana o la salida del sol. Como el primero, la gloriosa Verdad se alzará entre todos estos negros nubarrones reunidos en el Este, como el último, su brillante luz se derramará sobre la despierta humanidad con sus deslumbrantes rayos. Estos rayos disiparán estas nubes, y las insanas nieblas de mil sectas religiosas que deshonran al siglo actual. Calentarán y llamarán a una nueva vida a los millones de desdichadas almas que tiritan y están medio congeladas bajo la gélida mano del escepticismo asesino. La verdad prevalecerá al fin, y el Espiritualismo, el conquistador del nuevo mundo, reviviendo, como el fabuloso Fénix de las cenizas de su primer padre, el Ocultismo, unirá para siempre en una Hermandad Inmortal a todas las razas antagonistas, porque este nuevo San Miguel aplastará para siempre la cabeza del dragón –¡de la Muerte!"

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