La Antártida se está desmoronando por los bordes

La NASA descubre una pérdida de hielo antártico desconocida hasta ahora. Las imágenes revelan que se está desprendiendo el doble de rápido de lo que se pensaba.

Sarah Romero

Una nueva investigación de la NASA sobre la Antártida, incluido el primer mapa del desprendimiento de icebergs, hace sonar todas las alarmas al duplicar las estimaciones anteriores de pérdida de las plataformas de hielo.

El glaciar Thwaites de la Antártida, conocido popularmente como el glaciar ‘del fin del mundo‘, apodado así por su alto riesgo de colapso y amenaza para el nivel global del mar, desemboca en el mar de Amundsen y… está al límite. Los científicos han amplificado las preocupaciones sobre el aumento extremo del nivel del mar que acompañaría su potencial desaparición.

¿Cómo está cambiando el continente?

El impacto potencial de su posible retroceso de hielo es enorme porque la pérdida total de Thwaites y sus cuencas heladas circundantes podría elevar los niveles globales del mar hasta 3 metros.

El nuevo estudio, publicado en Nature Geoscience, evidencia que el glaciar Thwaites de la Antártida se está «agarrando con las uñas», tras descubrir que el hielo se ha retirado dos veces más rápido de lo que se pensaba en los últimos 200 años.

Dos estudios dirigidos por investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en el sur de California muestran nuevos e inesperados datos sobre cómo la capa de hielo de la Antártida ha estado perdiendo masa en las últimas décadas. En el más reciente, los científicos descubrieron que el borde de la capa de hielo ha estado arrojando icebergs más rápido de lo que se puede reemplazar el hielo, lo que duplica las estimaciones previas de pérdida de hielo de las plataformas de hielo flotante de la Antártida desde 1997, de 6 billones a 12 billones de toneladas métricas.


La pérdida de hielo por el desprendimiento ha debilitado las plataformas de hielo, permitiendo que los glaciares antárticos fluyan más rápidamente hacia el océano y acelerando la tasa global de aumento del nivel del mar.

Las impresionantes imágenes del mapeo en alta resolución de un área crítica del lecho marino frente al glaciar Thwaites muestran características geológicas que son nuevas para la ciencia y también proporcionan una especie de bola de cristal para ver el futuro del ‘glaciar del fin del mundo’, según apuntan los expertos de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad del Sur de Florida.


Podría haber grandes cambios

El equipo documentó más de 160 crestas paralelas que se crearon, como una huella, a medida que el borde de ataque del glaciar se retiraba y subía y bajaba con las mareas diarias. En algún momento de los últimos 200 años, durante un período de menos de seis meses, el frente del glaciar perdió contacto con una cresta del lecho marino y retrocedió a una velocidad de más de 2,1 km, el doble de la velocidad documentada. utilizando satélites entre 2011 y 2019.


En las últimas décadas, el calentamiento del océano ha estado desestabilizando las plataformas de hielo de la Antártida derritiéndolas desde abajo, haciéndolas más delgadas y débiles. Debido a que las pérdidas por desprendimiento han superado en gran medida el crecimiento natural de la plataforma de hielo, los investigadores creen que es poco probable que la Antártida pueda volver a crecer a su extensión anterior al año 2000 para finales de este siglo.

«La Antártida se está desmoronando», dijo Chad Greene, autor principal del estudio. “Y cuando las plataformas de hielo disminuyen y se debilitan, los glaciares masivos del continente tienden a acelerar y aumentar la tasa de aumento del nivel del mar global”.

Según las Naciones Unidas, aproximadamente el 40 por ciento de la población humana vive dentro de los 100 primeros kilómetros de la costa. Un cambio en el nivel del mar de estas características provocaría migraciones masivas de todas estas poblaciones de costa.

Referencia: “Antarctic calving loss rivals ice-shelf thinning” by Chad A. Greene, Alex S. Gardner, Nicole-Jeanne Schlegel and Alexander D. Fraser, 10 August 2022, Nature.
DOI: 10.1038/s41586-022-05037-w

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