Paramitas.

Vamos a profundizar en las seis pāramitās de la tradición Mahayana, tal y como son explicadas en el texto del siglo XII Iluminando el camino de sabio de Sakya Pandita, uno de los cinco maestros fundadores de la escuela Sakya del budismo tibetano (una de las cuatro grandes sectas junto con la gelupa, kagyu y nyima).[3] De acuerdo con este texto, las pāramitās son una vía para alcanzar el nirvana o liberación del sufrimiento, y se dividen en seis, ordenadas temporalmente y coronadas por la sabiduría (prajñā), la más importante de todas:

  • Generosidad [dana]: primer paso, y entendida como dar nuestras posesiones internas y externas a los demás con la intención de beneficiarlos. La clave es la actitud mental, es decir, no todos los actos de generosidad son virtuosos, solo aquellos que tienen como objetivo el deseo de alcanzar la iluminación. Solo cuando la generosidad es totalmente genuina es realmente positiva; si se espera alguna cosa a cambio, entonces, ya no es una virtud.
  • Conducta [sīla]: se refiere al estado mental que anhela eliminar las acciones no virtuosas y que conecta con el deseo de abstenerse de acciones malvadas. Es un aspecto motivacional clave, ya que supone la base para la práctica de las siguientes pāramitās; es como preparar la tierra para el cultivo.
  • Paciencia [ksānti]: esta virtud protege a las dos anteriores. Se refiere a «no permitir que la mente se agite debido a circunstancias desfavorables o por la ausencia de las favorables». Es el antídoto para la ira y es la virtud que ayuda a gestionarla, porque permite superar las causas que la generan, producir un antídoto y soportar el sufrimiento.
  • Entusiasmo o esfuerzo alegre [vīrya]: se trata del estado mental que se alegra de la virtud, que goza de llevar una vida virtuosa. Es el antídoto de la pereza, que precisamente fue situada por Buda como el obstáculo más grande de todos para realizar el camino del Dharma. Las tres anteriores no pueden sostenerse sin esta virtud.
  • Concentración meditativa [dhyāna]: es muy curioso que aparezca la meditación, mejor dicho, el estado mental con el que se medita, como una virtud, pero en realidad tiene sentido, en la medida en que se entienda como el «estado mental que permanece totalmente enfocado en un único objeto virtuoso, tras haber pacificado los pensamientos discursivos». Su opuesto es la distracción continua, una mente agitada y distraída. Sin esta virtud, nunca podrá surgir la siguiente. La meditación nos ayuda a examinar constantemente nuestro estado mental, las auténticas motivaciones y ventajas que existen detrás de una vida virtuosa.
  • Sabiduría [prajñā]: esta es la más importante de las pāramitās, aunque sin la práctica del resto no será suficiente. Se refiere a «la correcta realización de la verdadera naturaleza de los fenómenos». El opuesto es la ignorancia o la comprensión errónea.
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