El día se ha muerto.

Rabindranath Tagore.

No me avergüences más con tus ojos, que no he venido a mendigar de ti. Sólo me paré un instante al final de tu patio, al otro lado de los rosales de tu jardín. ¡No me avergüences más con tus ojos!
No cojí una rosa, ni arranqué una fruta de tu jardín. Me eché, humilde, a la sombra del camino, que no se niega al caminante. Pero no toqué una rosa.
Mis pies estaban cansados y la lluvia me calaba. gemía el viento entre las ramas
dobladas del bambú y las nubes corrían por el cielo, como huyendo de una derrota… Mis pies estaban cansados.
No sé qué pensaste de mí, ni a quién esperabas a la puerta. El relámpago te deslumbraba los ojos vigilantes. ¿Cómo iba yo a saber que tú me veías allí en la oscuridad?
¡No sé qué pensabas de mí!
El día muere. Ha dejado un momento de llover. Me voy. Ahí te dejo la hierba en que me senté y la sombra del árbol último de tu jardín, que me amparó. Cierra tu puerta, que oscurece. Yo sigo mi camino… El día se ha muerto.

» OCASO «

Manuel Machado.

Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde… El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.
Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.
Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada…
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar y no pensar en nada!…

Frases del Alma

Una carta de amor.

«Todo lo que de vos quisiera

es tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,

esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,

el olor de tu cuerpo,

lo que decís de cualquier cosa,

conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco

yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,

que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el grito

de tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad.»

Una carta de amor,

Julio Cortázar.

Si alguien llama a tu puerta.

Gabriel García Márquez,

Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.
Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa se desangra el día.
Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía.
Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.

Si alguien llama a tu puerta.

EN PAZ !!!

El poema más hermoso de Amado Nervo:


Muy cerca de mi ocaso,
yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste
ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos,
ni pena inmerecida.
Porque veo al final
de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto
de mi propio destino.
Que si extraje las mieles
o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse
hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales,
coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías
va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste
que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas
las noches de mis penas;
mas no me prometiste
tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas
santamente serenas…
Amé, fui amado,
el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, estamos en paz!


Amado Nervo.

Itaca.

Poema Itaca de Kavafis.


 
Itaca
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
 
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes
sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
 
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
 
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
 
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
 
Poema de Konstantino Kavafis
 

ENTREME DONDE NO SUPE -San Juan de La Cruz.

San Juan de La Cruz

ENTREME DONDE NO SUPE.



Entréme donde no supe:
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

1. Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

2. De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida, vía recta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo.

3. Estaba tan embebido,
tan absorto y ajenado,
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado,
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo.
toda ciencia trascendiendo.

4. El que allí llega de vero
de sí mismo desfallece;
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece,
y Su ciencia tanto crece,
que se queda no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

5. Cuanto más alto se sube,
tanto menos se entendía,
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía:
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

6. Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

7. Y es de tan alta excelencia
aqueste sumo saber,
que no hay facultad ni ciencia
que la puedan emprender;
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
irá siempre trascendiendo.

8. Y, si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.