El Libro de la Vida – 21 de Junio.

Lo que se ha comprendido por completo no se repetirá.

En la atenta percepción de nosotros mismos no es necesaria la confesión, porque esa percepción crea el espejo en el que todas las cosas se reflejan sin distorsión alguna. Cada pensamiento-sentimiento es proyectado, por decirlo así, sobre la pantalla de la percepción alerta, para ser observado, estudiado y comprendido; pero este fluir de la comprensión se bloquea cuando hay condena o aceptación, identificación o juicio. Cuanto más observamos y comprendemos lo que se proyecta en la pantalla -no haciéndolo como un deber o una práctica impuesta, sino porque la pena y el dolor han creado el interés insaciable que genera su propia disciplina-, mayor es la intensidad de la percepción alerta, y ésta origina, a su vez, una comprensión intensificada. … Ustedes pueden seguir algo si se mueve lentamente; una maquina de alta velocidad debe aminorarla para que puedan estudiarse sus movimientos. De igual manera, pensamientos y sentimientos podrán ser estudiados y comprendidos sólo si la mente puede proceder con lentitud; pero una vez que esta capacidad se ha despertado, ya puede moverse a alta velocidad, y eso la torna extremadamente serena. Cuando giran a alta velocidad, las aletas de un ventilador parecen una sólida hoja de metal. Nuestra dificultad está en hacer que la mente funcione despacio, de modo que cada pensamiento-sentimiento pueda ser seguido y comprendido. Lo que se ha comprendido profundamente y por completo no se repetirá.

21 DE JUNIO EDK

Krishnamurti,

«La Voz Interior» Eileen Caddy, Viernes 21 de Junio.

La Voz Interior, Eileen Caddy.

Junio, 21

El hecho de que ayer no fuera todo lo que debiera haber sido no importa; el ayer ya pasó y se ha ido, y no hay nada que puedas hacer al respecto. Hoy es un asunto completamente diferente; está ante ti, intacto e inmaculado, y de ti depende hacer de hoy el día más maravilloso. ¿Cómo comienzas cada día? Recuerda, no le incumbe a nadie más. Es algo que tú y solamente tú tienes que escoger para que suceda. Intenta comenzar el día con paz y contento internos tomando un tiempo para estar quieta y dejar que esa paz te llene y te rodee. No te precipites a entrar en el día sin estar preparada o sin armonía. Si lo haces, es fácil llevar ese estado mental al día, dejando que lo afecte por entero, así como a las almas con las que entres en contacto. De ti depende escoger lo que vaya a ser el día de hoy y hacer que sea así. ¿Por qué no decides ahora?

«Cuando un hombre se une a Dios, regresa a su estado original»

Los medicamentos utilizados en el tratamiento de enfermedades a menudo proporcionan sólo un efecto de enmascaramiento temporal, sin abordar las causas profundas de la dolencia. Esto es similar a cómo una persona, alejándose de Dios, se enreda en la fragmentación y los aspectos superficiales de la vida. Cuanto más nos alejamos de la fuente, más inconexos y fragmentados nos volvemos, perdiendo contacto con nuestra verdadera esencia. Sin embargo, a medida que nos acercamos a Dios, a la unidad, logramos salud espiritual y restauramos la armonía en nuestras vidas.

“Cada enfermedad tiene su causa, pero no todo el mundo la sabe”, dijo Paracelso, enfatizando la importancia de comprender las raíces de una dolencia. Este conocimiento es igualmente aplicable en el ámbito espiritual. Cuanto más cerca está una persona de Dios, más sabiduría y paz interior posee, permitiéndole ver el mundo con claridad y amor.

Jakob Böhme señaló: «Cuando un hombre se une a Dios, regresa a su estado original, donde no hay enfermedades ni sufrimientos». Los males y los dolores surgen de la desconexión con el todo unificado. En esta desconexión, la persona está condenada a sufrir y deambular, creando escenarios destructivos de alivio temporal. La verdadera curación se produce al restaurar esta conexión perdida, a través de la claridad y la comprensión de la esencia central de todas las cosas.

Plotino, el gran filósofo neoplatónico, afirmó: «Toda multiplicidad vuelve a la unidad, y sólo en esta unidad encontramos el verdadero bien».

El ojo de Dios, que simboliza la omnisciencia, nos devuelve a los orígenes, a nuestro núcleo espiritual. En el centro de todas las cosas se encuentran la claridad y la armonía, a las que aspiramos al regresar a Dios. En esta unidad encontramos curación, liberación del sufrimiento y alcanzamos el verdadero bienestar.

La curación se produce a través de la conciencia y la restauración de la conexión perdida. La relación con lo Divino, con la fuente, restaura el alma, trayendo armonía y paz a nuestras vidas.

SPI.

Patricia Zafra Ferrus.